jueves, 14 de julio de 2011

A veces veo sin ver,
un desgarrado sueño que he perdido y recupero.
En el ir y venir desde la nada al todo,
ese fragor al que asomarnos,
regalo de ángeles provocantes,
concesión de dioses paganos.
Me miras desde lo inmenso
y mi espíritu responde descarnado,
despojado de piel y huesos,
solo suspiro, temblor y latido.
Una especie de seducción de resistir lo irresistible,
se soporta como una  sentencia leve,
como un sino que no podemos ignorar,
un derrotero onírico fulgurante.
La clave está
en la asonancia de un coro de voces
diabólicamente bellas,
un increíble canto de sirenas.
                                 Voces de seres ciegos que nos habitan
descubriéndonos para uno y el otro,
palpando nuestros cuerpos
aún no revelados.


 Susana Giraudo.
                                            Eduardo Schiaffino, El Reposo
.

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