viernes, 1 de julio de 2011

Cielito lindo..

Una ciudad de calles empedradas y angostas subiendo y bajando sin fin, destapando en cada recodo
un viento frío a veces, un sol tímido otras, que envolvía nuestros pasos en ecos ajenos a su intimidad,
ha sido el punto de inflexión para que el sonido de tu voz reverberara en mi piel y tu imagen acariciara mis sentidos
como si hubiera estado ahí desde que se escribió la primera letra en los más antiguos confines de las sombras.
 No supe de quien eran los otros rostros, ni escuchaba las conversaciones que alegres giraban a mi alrededor mecidas por las hojas amarillentas cuyo manto crujía bajo mis pasos porque en el brillo de cada mirada, estaba el color de tu presencia.
 Recuperado de las brumas de mis miedos, eres tan real como mis manos cuando se ocultan  buscando calor
 en los huecos de tu presencia.
  Cómo explicarte, Querido mío, que ni un solo instante he dejado que se perdiera una palabra, un sentimiento,
un te quiero, una esperanza, un deseo, una sonrisa, un silencio, en el tiempo en que tan lejos y tan cerca hemos sobrevivido a nuestros fantasmas asidos a los miedos de mil vidas.
 Cómo contarte que he caminado sin corazón porque te lo entregué para que acompañara el latido de vida de tu sangre.
 Cómo confesarte que he vivido sin fuerza porque la dejé sobre la esquina de tu angustia,
para que pudieras encontrar las huellas de mis hombros.
Cómo decirte que cada noche en mi almohada, está tu cabello suave de caricias, blanco de sufrimientos;
que tu cuerpo es mi cuerpo y tu aliento mi aliento, que he recorrido tus labios, besado tus párpados
y acunado en la concavidad de mi pecho.
 Cómo justificar que mientras miles y blancos copos de nieve se posaban sobre el cristal que resguardaba mi fragilidad, hubo unos segundos en que perdí el norte para volverme hacia tu piel, locura de amante reconfortada.
 Cómo entender, que esa ciudad perdida entre muros, piedras y ríos, colgada del peso de su historia,
me ha devuelto el sentido de la mirada perdida en tu batalla y la seguridad que hace tiempo tuve
de que siempre tú volverías a mí y yo me perdería en tu alma.

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