viernes, 22 de julio de 2011

.."El padre Nicanor reveló en el sermón del domingo que José Arcadio y Rebeca no eran hermanos. Úrsula no perdonó nunca lo que consideró como una inconcebible falta de respeto y cuando regresaron de la iglesia prohibió a los recién casados que volvieran a pisar la casa. Para ella era como si hubieran muerto. Así que alquilaron una casita frente al cementerio y se instalaron en ella sin más muebles que la hamaca de José Arcadio. La noche de bodas a Rebeca le mordió el pie un alacrán que se había metido en su pantufla. Se le adormeció la lengua, pero eso no impidió una luna de miel escandalosa. Los vecinos se asustaban con los gritos que despertaba a todo el barrio hasta ocho veces en la noche y hasta tres veces en la siesta, y rogaban que una pasión tan desaforada no fuera a perturbar la paz de los muertos."

Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.
                                               Utamaro Kitagawa,
                                                  Los enamorados
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