Uva frugal.
Ayuno de antiguas plenitudes.
Agua y jugos
humanamente turbios
coronan
sin laureles
la puerta vital del paraíso.
Besos de eternidad
marcando territorios,
colinas,
cavidades.
Antorcha en la balsa.
Lengua y labios
avanzan
en lúbricas saetas
hasta la vieja orilla
que redime
la irreverente ambigüedad del paraíso.
Delia Quiñónez.
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