- Despierto
- y el pequeño bote, a cuya proa
- la Serpiente del Poder
- navega,
- ciega e inmóvil, me conduce
- al mar de arena.
- Un sol nos derrite
- mientras vuela
- el pájaro de las rocas
- y soberbia
- cruza su sombra
- sobre la fresca fuente de nuestras manos.
- Se desliza la seda.
- Por un largo camino
- más allá del crepúsculo
- van nuestros rostros enlazados.
Alejandro Xul solar
Tu y yo
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