A veces a tu cuerpo lo filtran los cristales,
se inficiona en el aire y en el humo y se solidifica
como un pájaro viejo que se tiende sobre la cama.
Para arrancarte la piel no me hacen falta los dedos,
basta con soplar
como en superficies antiguas
y recupero tu corazón entre las raíces blancas que se hunden
incluso sin tocarlas.
Así quiero comerte el corazón
como manzana
como piedra pómez
como tubérculo.
Como quien espera
y repasa latitudes a lo lejos mientras mastica.
Y si puede,
que siga latiendo, como un animal
sin piel
y con espasmos.
Emma Pedreira.
Soledad
Juan Lascano
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