domingo, 24 de junio de 2012

Ver el sol ardiendo en tu piel dorada,
sudor corriendo por tu espalda erguida,
sumergiendo tus manos en la tierra
sembrando en la alborada.

Cierro los ojos, te imagino
trabajando así sobre mi cuerpo,
usando mi vientre como surco
arrojando las semillas de tu infierno.

Tus manos ásperas abren el trigal
de mi entrepierna,
me riegas como a tus dulces frutos
con tu tibia y cálida esencia.

Deja que emerjan de mi vientre
las raíces que te amarran a mi pecho
derramando ese sudor ardiente de tu cuerpo
en la fuente loca de mis besos.

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